Kerlin Mosquera @Ker_30
Cuando escuchamos la palabra fútbol lo asociamos a goles, a una Copa Mundial, a grandes jugadores de la historia, pero pocas veces se asocia a los aficionados o a ese grupo de seguidores que de manera organizada brindan su aliento.
En América Latina, las Barras Bravas son esos seguidores que conforman un colectivo que se encargan de montar el espectáculo en las gradas para apoyar a los clubes, con música, alegría y coreografía.
Al escuchar la frase «Barras Bravas», muchas veces se asocia a violencia y radicalismo dentro del deporte, debido a la cabida que tiene ese aspecto negativo en los medios de comunicación, sin resaltar los aspectos positivos, aunque eso ha venido cambiando.
Argentina podría considerarse como la capital del barrismo en la región por la intensidad con la que se vive el deporte rey en el país sureño del continente, siendo La 12 (barra de Boca Juniors), Los Borrachos del Tablón (River Plate) y los Diablos Rojos (Independiente), las tres más importantes en ese país.
En Venezuela, con el «Boom» de la Vinotinto a principios del 2000, la pasión por el fútbol fue creciendo y se vio reflejado en el crecimiento de las barras en el país y con influencia argentina.
Los Demonios Rojos (Caracas FC) y la Avalancha Sur (Deportivo Táchira) son las barras más importantes de la patria de Bolívar ya que representan a los aficionados de los dos clubes más grandes de esa nación.
El Caracas-Táchira es el equivalente venezolano (y guardando las distancias) al clásico Boca-River, donde las hinchadas se destacan con sus recibimientos y aliento en la cancha, pero en ocasiones la violencia también ha sido protagonista, aunque afuera de las canchas.
La vuelta de la final de Copa Libertadores 2018, protagonizada por los clásicos rivales argentinos se terminó jugando en Madrid debido a una situación de violencia. En 2019 se reedito el choque pero en semifinales del torneo y en esta ocasión se jugaron ambos partidos en paz.
En el país ubicado al sur de la región los hinchas visitantes están prohibidos en los estadios para evitar enfrentamientos. En Venezuela se ha pensado o se ha debatido tomar la misma medida, pero por fortuna no ha ocurrido. Además, la cultura de Barras en la nación caribeña está todavía lejos de países futboleros como Colombia, Ecuador, Perú, sin nombrar a Argentina y Brasil.
La fuerte crisis política, económica y social que vive el país que se agudizó en los últimos años, haciendo que los equipos reduzcan sus inversiones, además de la fuerte ola migratoria que también afectó a las barras venezolanas.
Hoy por hoy, muchos integrantes de barras venezolanas están fuera del país y cada vez que un equipo criollo juega copas internacionales se ven buenas cantidades de connacionales en los estadios visitantes, pero en el fútbol local los promedios de asistencia han mermado.
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