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Entre el asado y la hallaca

por | Ene 21, 2020 | Argentina, Destacadas

Por: Deivy Garrido @elenmanuel

¿Fue tu primera navidad fuera de Venezuela o ya llevas varias?, porque esto de diciembre para quienes llevan poco tiempo en el país, se convirtió en el mes de la añoranza, la tristeza y la melancolía. De igual forma, para los que llevamos más de una navidad fuera de Venezuela solo que con unos toques de alegría y entusiasmo.

La tristeza decembrina no la reflejamos mucho, por el ajetreo del día a día como extranjero, porque vivimos entre trabajar en blanco ocho horas que se vuelven agotadoras y algunos días estresantes, también el trabajar en negro por más de diez horas al día en oficios que más de uno nunca se imaginó.

Para algunos, no hay ni emoción y ni la ilusión de la alegría que nos traía diciembre en Venezuela, pero si siguen los corre y corre navideños. Aunque para otros, no son las idas al centro de alguna ciudad para comprar hojas de hallacas, onoto, harinas o el ponche de crema, porque como siempre dejamos cosas para última hora, así somos, nos encanta estar corriendo.

De aquella emoción e ilusión de compartir en familia, solo son memorias que vienen a nosotros cuando escuchamos una gaita, vemos un arbolito de navidad, un nacimiento, un pan de jamón o una hallaca, cualquier cosa que traslade nuestra mente de forma involuntaria a nuestros recuerdos. El olor a pólvora y las risas de niños en las plazas se desvaneció, se extinguió y se convirtió en el olor a carne a la parrilla.

Mientras los que viven su primera navidad lejos de Venezuela se encuentran en un trance de tener unos cuantos amigos, organizarse para hacer hallacas, si hay tiempo, sino toca comprarlas. Otros vivimos entre el asado y la hallaca, ya con las bases solidas de una vida hecha, con amistades argentinas que te invitan a pasar las fiestas con ellos o con ese grupo de venezolanos que conociste en tu trabajo, de camino a la Argentina o en esa residencia que viviste. Terminas combinando las tradiciones sin darte cuenta, estés recién llegado o capaz tienes varios años, pero sin darte cuenta el asado se va volviendo parte de ti, aunque no cambiarias una hallaca por nada, sea con o sin mayonesa.

Algunos todavía no tienen las bases solidas de la estabilidad económica, pero prefieren que lo poquito que tienen lo disfruten los suyos en Venezuela, prefieren ver rostros felices por medio de una pantalla donde están tus recuerdos y tu familia, mientras que de esté lado de la pantalla compartes con los pocos o muchos amigos con los que formaste un vinculo de afecto familiar. Son personas que realmente no conoces bien, pero no te importa, se han convertido en tu familia en esta aventura de emigrar.

Los que llegan en el último trimestre del año, viven el trance más extraño. En cuanto consiguen un trabajo, seguro terminan conociendo algún argentino que te invita a un asado, así experimentas esa tradición y la manera de compartir de los argentinos con un fernet. Sin embargo, seguramente también tienes algún conocido venezolano que te invitará a comer hallacas con pan de jamón, entonces estarás entre el asado y la hallaca.

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