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Primer caso de COVID-19 entre indígenas de Venezuela en Brasil

por | Abr 17, 2020 | Destacadas, Venezuela

La mañana del martes José Lizardo Moraleda estaba muy inquieto. Le habían dicho que una bebé warao de dos meses, que vivía en el mismo albergue para indígenas donde él se encuentra, estaba contagiada con COVID-19. El cacique principal también se lo había comentado. Hace dos semanas la bebé, junto a sus padres, y otras familias (en total 157 personas) fueron trasladados a otro refugio debido al colapso de los servicios del albergue Alfredo Nascimento. En medio de la reubicación, las autoridades detectaron que la niña tenía síntomas de resfriado. Por eso cuando la noche del martes 14 de abril de 2020, José se enteró que el caso había dado positivo se preocupó aún más. “Tengo un poco de miedo, no lo esperaba, es momento de unir fuerzas para contrarrestar esto”, dice este indígena warao y maestro, que migró desde Venezuela hasta Manaus, en septiembre de 2019, por la emergencia humanitaria compleja que atraviesa su país. Ahora, José está en medio del foco de la pandemia de COVID-19, publica la Revista SIC.

Manaus, capital del estado de Amazonas, tiene el mayor número de casos positivos de COVID-19 de toda la Amazonía. Solo en esta ciudad se concentra el 30 % de las muertes, entre estas se contabilizan cuatro indígenas, muchos son de otras ciudades del interior del estado. Todas las personas vienen a Manaus para ser atendidas, por lo que el sistema de salud está colapsado.

Amazonas registra más de 1.484 casos de coronavirus y ya tiene 90 muertes por la enfermedad. Hasta la fecha este estado tiene siete casos de pueblos indígenas con la enfermedad, la mayoría de ellos en la región de Alto Solimões, en el suroeste de Amazonas. Este sería el primer caso positivo de un indígena de Venezuela.

“Esa niña estaba durmiendo aquí en el bloque 1 donde yo estoy viviendo. Al escuchar esto se me parte el corazón y me preocupa. Ni que Dios lo quiera eso llegue a mi familia o a mi persona. Es una preocupación grande para mí, saber lo que hemos visto en las noticias que se han muerto las personas, es un dolor”, comenta el maestro indígena.

La bebé, que también tiene un cuadro de desnutrición, fue llevada a principios de abril al Hospital de Niños, aún como un caso sospechoso. Allí permaneció hospitalizada desde el 2 de abril, pero el caso se confirmó el 13 de abril cuando fue trasladada al Hospital Delphina Aziz, referencia de tratamiento de COVID-19 en el estado. Debido a la demora de 11 días en el diagnóstico, la Secretaria Municipal de Asistencia Social (Semasc) aún no ha determinado si la niña se contagió en el albergue de Alfredo Nascimento o en el primer hospital.

José cuenta que los padres de la niña migraron desde la comunidad fluvial de Mariusa, en el estado Delta Amacuro, y llegaron a Manaus en octubre de 2019. Comparte que la niña se encuentra estable y está acompañada por su madre. El papá está aislado en el nuevo refugio (un centro deportivo adaptado). “Hoy miércoles (15 de abril) las autoridades sanitarias van a examinar a todas las personas que viven en el albergue Alfredo Nascimento y que van a realizar una limpieza general. Por ahora la gente está calmada, no sienten miedo, algunos lo toman como juego pero es algo preocupante. Es algo peligroso y ese virus es altamente contagioso y no tiene tratamiento, eso es lo más delicado, eso es lo que veo”.

Actualmente, se estima que hay alrededor de 4.000 indígenas warao, repartidos en varias ciudades de ese país, incluidas Belém, Ribeirão Preto, Campinas, Fortaleza, Río Branco (AC) e Imperatriz (MA). Los indígenas venezolanos se consideran en riesgo debido a la mala salud. Solo en 2019, murieron ocho en Manaus, con enfermedades respiratorias y desnutrición. Por precaución, todos los waraos fueron vacunados contra la gripe A(H1N1).

José vive en el albergue municipal, ubicado en el barrio Alfredo Nascimento, que está formado por cinco bloques donde habitan aproximadamente 537 indígenas warao (120 familias). El espacio es pagado por el ayuntamiento de Manaus. Desde hace dos semanas los comenzaron a trasladar a otros lugares como medida de prevención por la pandemia de COVID-19. El albergue no cuenta con las condiciones sanitarias adecuadas. Uno de los principales problemas es la falta de agua. La mayoría de los warao deben dirigirse al bloque 1, que es donde surten más, y recoger el agua en tobos que llenan con una manguera.

Primero desalojaron a las personas del bloque 4. El pozo séptico estaba colapsado y un olor muy fuerte impregnaba el lugar. Ahora estos indígenas viven en una cancha techada de un colegio. El martes 14 de abril desalojaron a los habitantes del bloque 3. La promesa es que durante esta semana y la próxima seguirán ubicando a la gente en otros lugares.

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